Mi niño grande, a finales de julio cumplirá ya tres añitos. Por un lado es todo un carácter. Sabe muy bien lo que quiere y como pedirlo. Por otro lado es muy tímido, no le gustan nada los cambios ni que le agobien. Su manera de afrontar las novedades es quedarse en un rincón mirando, y cuando se siente lo suficientemente cómodo se incorpora a ellas. Ante los que no conoce no abre la boca, se pega a nosotros. Con los que conoce no calla…. Ya tiene un lenguaje muy amplio… y sabe muy bien como utilizarlo (“papi, dejame la cámara, que tienes que compartir” entre otras frases estelares). Ya ha entrado en la fase ¿Por qué? … últimamente es la que más a menudo repite … y nunca acaba.
Últimamente, está muy mimoso y con una fase de papitis impresionante. Paso una época en la que me llamaba y me decía “dame un abrazo”. Claro, se me caía la baba al principio, porque no era muy común en el. Luego, ya empieza a agobiar un poquito cuando no te deja hacer otra cosa. Ahora, cuando viene su padre del trabajo, sale corriendo a pedirle que juegue con el, a enseñarle su último coche. Y a papi también se le cae la baba, porque le encanta. Y a mi me encanta verles jugar y reírse juntos.
Creo que se está empezando a dar cuenta de los cambios que se le avecinan. Sabe que su hermanito está en la tripa de mama, pero no quiere hablar mucho de él. Cuando se lo nombramos, da contestaciones cortas y enseguida cambia de tema. Supongo que cuando nazca lo pasara mal, y se le juntará con el comienzo del cole, pero ya cruzaremos ese puente cuando lleguemos a el.
Por las noches, suele pedirnos que nos acostemos con él en su cama un ratillo. Unas veces a papa y otras a mama. Cuando me lo pide a mi me encanta, porque me tumbo a su lado, y se gira y me pasa el brazo por encima. Y hablamos un poco.
Este es mi niño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario