El viernes mi peque fue a su último día de guarde. Y ya no volverá porque ya empieza en septiembre en el colegio. Pero para el simplemente se iba de vacaciones. Pero claro, el no entiende que el año que viene no tendrá a su profe de la guarde, y que probablemente, a la mayoría de sus compis de guarde tampoco los verá. Así que la que estuvo en un tris de soltar las lagrimillas cuando fuimos a recogerle fui yo, sobre todo cuando les dimos a sus profes una foto de recuerdo.
Ojala pueda ir su hermanito a la misma guarde, porque me encanta. Ha sido un año maravilloso, en el que mi hijo ha aprendido muchisimo, se ha divertido y sobre todo, se ha sentido querido. El nos cantaba las canciones que allí aprendía, nos hablaba de sus amiguitos y de sus profes, y sobre todo, la guarde implicaba todo lo que podía a los padres. El problema es que es una guarde pública, y que la única razón por la que conseguimos entrar es porque era completamente nueva y todas las plazas estaban libres.
Una de las veces que más me he reído, es cuando mi hijo me contaba a su manera la excursión a una granja escuela. Una de las cosas que mas le impresiono (coincidió con el inicio de la operación pañal) es que una vaca se había hecho una caca grande y se había sentado encima .... y lo decía con una cara de asombro impresionante.
Puedo decir que siempre les recordaremos, con mucho cariño y espero que el cole sea, por lo menos, la mitad de bueno de lo que ha sido esta guardería.
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