Un día, hace muuuucho tiempo, fui a comer a casa de un primo mio. No llevaba mucho tiempo por los madriles y apenas conocía a nadie. A mi primo le habían invitado a un cumpleaños, y pregunto al cumpleañero si podía llevarme. La contestación fue un socarrón "¿es chica?", y como lo era, dijo que la trajera.
Se dio el caso de que este chico celebraba su cumpleaños siempre en las fiestas del barrio, así que había mucha cerveza, muchos minis y digamos que yo bebí de todo y un poquito mas. Fue una de las pocas borracheras gordas que yo me he cogido (esto no lo leerán mis peques hasta que sean muy mayores y ya me hayan perdido el respeto) ... lo suficientemente grande como para acabar en vomitona. Si, me acabe liando con el cumpleañero, pero para los malpensados que estén leyendo esto me acuerdo de todo y fue después de que se me pasara la borrachera. Con el tiempo me entere de que mi primo se había apostado con mi chico que no nos liabamos, mas que nada porque me había visto pasar de muchos ... y porque eramos la noche y el día, a el le gustaba la juerga mas que un tonto un lápiz y yo era más bien casera.
Cuando acabamos, le di mi teléfono y le dije "no te prometo nada". No se como siguió conmigo porque sin pretenderlo le di el teléfono con un par de cifras bailadas, y acabo llamando a una pollería (que no, tampoco era la borrachera, simplemente siempre he pecado de ser un tanto desastre). Pero pasaron los días y seguimos juntos, me sentía genial con el, y poco a poco me fui enamorando ... llego el día que no me imaginaba seguir adelante y que el no estuviera en mi vida. Hoy hemos pasado buenos y malos momentos, y siempre ha sido un buen apoyo. Daba igual cual serio fuera el problema, siempre podía contar con el, y me hacia sentir que de todo se salia y que podía hacer cualquier cosa. Hoy en día es el padre de mis hijos, y sigo sin poder imaginarme la vida sin el.
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